31 de enero de 2010

Fotos

La foto no es muy buena. Es un mercado en una rotonda. Como véis, atestado de gente.


Otra foto de la carretera en obras. Este es un día tranquilo a una hora tranquila, sino los dos sentidos serían atascos.


¿India? No, Nairobi. Este es el templo de Swaminarayan Satsang, todavía no sé si hindú o sikh (creo que hindú)

27 de enero de 2010

La ropa y el Islam

Debo advertiros de que a partir de ahora escribiremos entradas por separado. Es decir, en principio, Natalia escribirá sus impresiones sobre Kenia y yo las mías, y cuando nos parezca que debemos hacerlo juntos, así lo haremos. Así que comienzo con mis propias impresiones.

Y hoy quiero hablaros sobre la ropa que usan aquí. En el caso de los varones, la mayoría va con pantalones de pinzas y camisa. Y digo la mayoría porque hay algunos que van con traje (que generalmente les quedan enormes). Aun no he visto ni a un solo keniata llevar pantalón corto: eso sólo lo llevan los escasos blancos con los que ocasionalmente te cruzas. Además, muchas veces las camisas son de manga larga y, aunque haga un calor de morirse, nunca llevan las mangas remangadas: siempre perfectamente abrochadas en la muñeca.

También te encuentras a menudo con gente que va con jersey, chaqueta o abrigo a 30º y a pleno sol. Y a eso, de verdad, no le encuentro sentido. Vale que por la mañanita, cuando salieron de su casa al trabajo o al no-trabajo, pudiese hacer fresco, y vale que no tengas oportunidad de dejar tu jersey, chaqueta o abrigo en ningún lado. Pero según va subiendo la temperatura ¿no sería más lógico quitarte las prendas de abrigo y llevarlas en la mano? Pues no: los ves bien abrigaditos mientras tú se asas de calor (ya os digo, 30º, que también es calor para ellos).

En el caso de las mujeres, está perfectamente aceptado el uso de pantalón aunque sigue estando bastante más extendido el uso de falda. Tampoco ves pantalones cortos (también los llevan las blancas, y tan feos que parece que para venir a un país de éstos hay que disfrazarse) y, aunque alguna vez hay alguna chiquita y no tan chiquita keniata vestida de mujer de moral relajada, las faldas son prácticamente siempre por debajo de la rodilla.

A todo esto hay que sumarle las musulmanas (en Nairobi la comunidad musulmana casi siempre es extranjera: Somalia, Etiopía, Yemen, etcétera. Los keniatas musulmanes se concentran en la costa, antiguo dominio árabe, sultanato de Zánzibar, por ejemplo). Éstas van tapadas, claro, pero con ropa diversa: es común el vestido negro hasta los tobillos y con manga larga, y el pañuelo negro que sólo deja ver la cara. Pero tenéis que ver los modelitos: entallados, con bordados y pedrerías y otras fruslerías del estilo. Sí, vale, van tapadas, pero no parecen bolsas de basura. Luego también las hay que sólo llevan pañuelo, pero éstas son muy pocas y, generalmente, no son negras sino hindúes (o más correctamente musulmanes indias de la India). Y, por supuesto, hay musulmanas vestidas de ninja, o séase que sólo se les ven los ojos. En estos casos, la vestimenta suele ser de colores, nunca negra, y según creo son casi todas (y no son muchas) de Yemen.

El tema de los musulmanes aquí está siendo un poco complicado (como siempre). Resulta que los de la “religión de paz” no paran de armar bronca sobre cualquier cosa, exhibiendo un victimismo mayor que el que todos conocemos en España. Por ejemplo, hace una semana o dos hubo disturbios en la ciudad porque los musulmanes protestaban por la detención y deportación del imán jamaicano Al-Faisal (sí, como el príncipe saudí), valedor religioso de uno de los “joyitas” del 11-S y que ha apoyado públicamente el terrorismo musulmán. Vamos, un cielo el hombre. Pues bien, la protesta en cuestión se convirtió en una batalla campal, porque que los musulmanes protesten pacíficamente es como decir que el agua no moja o que el sol no brilla. El caso es que los keniatas se andan con pocos miramientos: en dos redadas fueron detenidos un total de 1.100 somalíes (porque, por cierto, son los que dan mayores problemas en Kenia), incluidos cuatro parlamentarios del no-Estado de Somalia.

Volviendo a la vida normal, aquí se regatea, como os dije, todo en todos los lados (menos en los supermercados). En una tienda normal sería de pardillos pagar el precio que te dicen (es decir, turistas, que son los más pardillos en Nairobi). Así, he hecho mis primeros pinitos en tiendas normales. Aunque tengo que mejorar la técnica, la cosa es simple: les dices que es muy caro, bajan el precio, les dices que es muy bonito el objeto que vas a comprar y les propones un precio aun menor, ellos bajan otra vez el precio y más o menos lo puedes comprar por la mitad del precio inicial. Insisto en que hay que mejorar la técnica, pues me da la impresión de que se puede comprar aun más barato. Ya os contaré.

Y por el momento os dejo y pronto os contaré otras curiosidades del país, como ciclistas cojos y otras cucadas.

17 de enero de 2010

Y todavía más fotos

El hotel Safari Park. Más impresionante aun por dentro

Una foto dentro del Campus de la Universidad

Y, por fin, nuestra casita

Y más fotos

Distinos puntos de vista (desde un taxi, recordad)



Más fotos

Esta serie de fotos muestra lo caótico del tráfico. Lo que parece el agujero de una bomba es en realidad una de las inmensas zanjas de las obras de la autopista nueva (ya sabéis, la que pagan los chinos. De eso ya hablaremos más). La última es, por un lado, las obras prácticamente terminadas y del otro un follón tremendo. Es esta carretera la que hay que cruzar para ir a misa (a la altura del atasco, más o menos). Que las disfrutéis.





Fotos

Por fin algunas fotos. Pinchad en ellas para hacerlas más grandes. Y no os esperéis nada del estilo de Memorias de Äfrica que aquí las cosas son muy distintas, pero no tan cursis.


Mirad qué camiseta viste el chaval del anuncio...

Éstos son los famosos matatus recogiendo clientes


Y aquí están echando una carrerita. Siempre es así, no es que ese día tuviesen una especial prisa: van cagando virutas a todos los lados, siempre y cuando no haya atasco.

PD: Las fotos han sido cogidas desde un taxi, disculpad si no se ve muy claro.

13 de enero de 2010

Strathmore y Mbuzi Choma

Tenemos muchas cosas que contaros y es probable que no quepan en un solo post. Pero vamos a intentar que quepan el mayor número posible.

El sábado pasado fue un día intenso: quedamos con el matrimonio amigo con el que pasamos la nochevieja y fuimos a visitar Strathmore (para los que no estén muy puestos en el tema de Nairobi: Strathmore es una universidad como la de Navarra o la de Piura, es decir, propiedad del Opus Dei). Como alguno de vosotros sabrá, Strathmore comenzó en 1961 siendo un College (del sistema británico de educación, que es el que tienen aquí, claro). Con los años fue creciendo y ofreciendo más estudios y hace un par de años consiguió la acreditación como universidad, y siguió creciendo. Hoy, además de múltiples carreras, ofrece la Strathmore Bussiness School, un MBA equivalente al IESE (y con plena colaboración del IESE). Y además tienen varios proyectos por hacer, como una clínica universitaria del nivel de la de Navarra y dirigida a toda África. Y todo eso se refleja en el campus.

El campus no tiene campo, es decir, al ser un campus urbano (en plena ciudad), la finca ocupada por el edificio central no da más de sí. De ese modo, el resto de edificaciones y proyectos están en fincas colindantes. El edificio central, que tiene como unos veinte o treinta años, acoge bastantes aulas, despachos y otro tipo de oficinas. Y una cafetería, of course. Y una “capilla” con el tamaño de una iglesia: de unos cuarenta metros de largo y veinte de ancho, dispone de techos altos y dos filas de bancos. Además, tiene un detalle muy bonito: detrás del altar, en mitad del retablo, se abre una ventanita donde está el sagrario. Pero como a tres o cuatro metros del suelo. Así, según entras en la capilla, tu mirada va siempre hacia lo más importante en cualquier iglesia: el lugar donde está el Señor (cosa que no ocurre en muchas iglesias-garaje que todos conocemos, donde tienen el sagrario apartado, arrinconado e incluso oculto).

Pues bien, después de distintas gestiones y visitas, escuchamos misa (por cierto, el sábado era el aniversario del nacimiento de san Josemaría, así que la capilla a rebosar. No sabemos si todos los días es igual, pero desde luego el sábado había un montón de gente). Una vez terminada la misa, nos fuimos a comer con el matrimonio amigo.

Dos notas: la primera, que quedamos con A., el marido del matrimonio, en la Holy Family Basilica (de verdad que se escribe así: basilica) para que nos llevase a Strathmore. La basílica está al lado del City Hall, que es donde están los organismos de gobierno de Kenia. Unos edificios la mar de chulos que ya os explicaremos cuando conozcamos la zona. Y segunda, en Strathmore había algunos españoles, cosa que no es extraña tratándose del Opus Dei, y da mucho gusto oír hablar en nuestra lengua madre. Además, muchos keniatas también la hablaban, y todos, españoles, keniatas y de otras nacionalidades, se ofrecieron en mayor o menor medida a echarnos una mano. Muy amables, la verdad.

Seguimos con el relato. Como os decíamos, fuimos a comer con A. y W. (W., como habréis adivinado con vuestra admirable perspicacia, peloteo puro y duro, es la esposa del matrimonio amigo) a un sitio llamado Mbuzi Choma, aunque es probable que no sea el nombre del local sino de la comida. Bien, pues es un local bastante popular donde sirven platos caseros de carne que se comen con las manos. O séase, si te da la gana puedes comer con cubiertos, pero como donde fueres haz lo que vieres, con las zarpas que comimos. Fueron dos platos, uno de pollo asado y otro de cabra (así nos lo explicaron: no carnero o cordero sino directamente cabra). La comida estaba rica y estuvimos, entre el yantar y la conversación, tres o cuatro horas en el sitio.

Más tarde, nos fuimos al uptown (nota: lo que hemos llamado downtown por lo visto se llama uptown porque, según nos explicó A., no tiene dinero suficiente para llamarse hightown. Aunque todavía no sabemos si estaba de coña. Pero el nombre de la zona creo que era en serio: uptown. Existe un downtown, claro, pero es la zona mala del centro, como los suburbios o así, y está claramente no recomendado ir allí aun de visita turística, o mejor dicho, sobre todo de visita tirística). Y luego de un café muy rico, porque lo estaba, nos dimos un paseo por la zona, cogimos un taxi y a casa.

El taxi lo cogimos al lado de un parque, Jevanjee Gardens, y allí nos advirtieron de que por la noche los peores sitios son los parques, que es donde se esconde la gente de mala vida. Pero también nos dijeron que había que ser precavidos al ir de día. En Kenia hay alrededor de un 40% de parados y una gran afluencia de inmigrantes somalíes y sudaneses, principalmente, que vienen con una mano delante y otra detrás. Y ya sabéis que el ocio, sobre todo el obligatoria, es el mayor causante de delincuencia. Aquí, en España y en Sebastopol. Pues resulta que los parques son los sitios más cómodos donde pasar el día y puedes ver un montón de gente viendo crecer la hierba en Jevanjee Gardens. Así que, aplicando un poco de sentido común, seguramente no visitaremos ese parque ni de día ni, por supuesto, de noche (además de que es muy pequeño y no tiene nada interesante).

A la vuelta a casa comenzó una lluvia torrencial con el correspondiente atasco, agravado de paso por bastantes matatus que se quedaron tirados (con el motor roto, pero no volcados) en mitad de la calzada. Ya llegando al cruce la carretera/calle que lleva a la Universidad, circulamos por un auténtico río causado por la tromba, con corriente y todo, y con el agua a la altura de los ejes de los coches. Bastante impresionante. Y un poco de miedo, para qué nos vamos a engañar.

Al llegar a casa conocimos por fin a la otra española y enseguida nos retiramos a descansar.

Todavía os tenemos que contar la aventura de ir a misa el domingo y las experiencias de la mitad de este blog que ya se ha matriculado en un College para mejorar el inglés. Pero todo esto será otro día.

8 de enero de 2010

Village Market

Sentimos haber estado unos días sin escribiros pero así cogéis con más ganas el siguiente post. Por otro lado, haceros un aviso: ya no seguiremos el calendario y, en la medida de lo posible, os contaremos las novedades que vea dignas de contar. Y a la pomada.

Estos días hemos ido varias veces a un centro comercial que se llama Village Market. Antes de nada reconocer que efectivamente estamos yendo demasiado a los centros comerciales pero, aparte de distintas circunstancias que nos facilitan e incluso nos obligan de algún modo a ir (transporte gratuito en coche, poco tiempo disponible vayamos donde vayamos y necesidad de hacer compra, que estamos poniendo en marcha una casa, caray), la gente está muy histérica con nuestra intención, que seguimos teniéndola, de ir a conocer Nairobi de verdad: el downtown, City Hall, Langata Road, Karen y otras cucadas que hay por ahí. Sí, es cierto que el riesgo de atraco es grande, pero ya nos advirtieron en la Embajada de que llevásemos siempre encima 4 ó 5.000 KES (de 38 a 47 euros) para dar a los ladrones y que se fuesen contentos. Es una prevención un tanto peculiar, aunque quizás sea adecuada. Ya os contaremos cuando nos roben.

Pues bien, como os decíamos, mientras no estemos muy sueltos aquí la mejor prevención es no ir solos a sitios como el downtown, donde por lo visto el nivel de delincuencia es alto (nota: la delincuencia aquí se dedica principalmente a robar, no a matar o violar u otras cosas por el estilo. Además, lo métodos preferidos son el carterismo y el tirón). Langata Road y Karen (sí, por Karen Blixen, la de Memorias de África) tienen sitios turísticos o frecuentados casi exclusivamente por residentes extranjeros (o séase nosotros). Además, hay en la Universidad otra española que será la mejor cicerone para esas zonas de extranjeros.

Vale. Como os íbamos diciendo hemos ido varias veces al Village Market. Si Sarit era rico, éste es la leche: no es que sea una burbuja en Nairobi, es que es un trozo de Europa en Nairobi (precios incluidos, al nivel de España, menos en el supermercado, que tampoco es demasiado barato). Y tiene explicación: doscientos metros detrás del centro comercial está la sede de la ONU en Kenia, que es además sede de distintas misiones de la ONU por todo East Africa.

Por otro lado, el Village está en una zona que se llama Parklands, donde se encuentra el bosque de Karura que, como su propio nombre indica, es un bosque de verdad. Pues dentro del bosque, cual setas, crecen a decenas las embajadas: la yanqui, la belga (impresionante), la canadiense, la ruandesa, la checa y bastantes más. Y a la vera de las embajadas, una ristra de palacios y palacetes de muy buen ver (los que se ven: los muros son demasiado altos en la mayoría de los casos, o la finca es enorme y ni se sospecha el edificio). De hecho, según nos ha informado una oriunda, es en este “barrio” donde vive el presidente de la nación.

Y aquí queríamos llegar: hay que hacer un esfuerzo por olvidar el concepto de ciudad que tenemos en occidente cuando vienes a Nairobi. Esa población con unidad urbanística y orden en las calles aquí no existe: es un término municipal gigante con campos, bosques y solares dentro; las calles largas no son calles sino carreteras, del estilo de la N-I más allá de Algete, no de la M-30; los distintos “barrios” son zonas que no tienen en común más que estar en el mismo término municipal y alguna carretera que los une; no hay continuidad en las edificaciones y lo mismo te encuentras una base aérea que un bosque que una urbanización. Pero, ojo, eso no es así en todo Nairobi: el centro, o lo que es lo mismo lo que no son las afueras, si conserva cierta unidad en el caos organizativo, y el downtown es una ciudad más o menos igual que nosotros conocemos en Europa.

Bien, cambiando de tercio, el curso ya ha empezado y el Campus se va llenando de gente: estudiantes, profesores, personal de los servicios, etcétera. Y, claro, disponemos de menos tiempo libre, aunque todavía es suficiente. Ya veremos en el futuro.

Por otro lado, nos han comentado unos vecinos, también residentes en la Universidad, que conocen una academia de inglés en la ciudad. Está muy cerca de la parada final del autobús de la Universidad (un servicio de autobuses creemos que gratuito que va y viene un montón de veces al día). Es probable que nos matriculemos y, de paso, podamos conocer más Nairobi con cierta libertad de movimientos.

Y os contaremos un montón de cosas más, descripciones de lugares nuevos y edificios exóticos, muy pronto, seguramente mañana. Hasta entonces, sed felices y portaos bien.

PD: Por cierto, los Reyes también vienen en Kenia. Y con regalos de calidad.

4 de enero de 2010

2010-01-03 Misa y desayuno

El día 3, o séase hoy, hemos ido a misa por la mañanita, a las 0830h. El camino a la iglesia es ir hasta la autovía, atravesar las obras de la nueva autopista, cruzar las calzadas en sendas direcciones y, una vez en el otro lado, entrar en una finca de la Iglesia con hospital, seminario y, cómo no, iglesia. Calculo que un par de kilómetros y un par de kilos de barro en los pies y los pantalones. Pero la temperatura era muy agradable aunque el sol ya brillaba bien fuerte.

Nota sobre el barro: como ya os dijimos, aquí la tierra es arcillosa y pegajosísima si está mojada. Pues resulta que en estos lares llueve todos los días, o al menos eso ha pasado desde que estamos aquí. Pero casi sólo llueve de noche, lo cual es un gran avance. Para que luego digan que el tercer mundo está atrasado: en cuestión de lluvias no. Pero hablando en serio, según hemos leído, acaba de terminar una de las épocas de lluvia y seguramente que estos chubascos vespertinos y nocturnos no sean sino los últimos coletazos de la estación de marras.

Pues bien, volviendo a la misa, ha durado como una hora y media. Cánticos y palmas y demás, pero todo muy devoto y mucho más occidentalizado que otras misas en otros sitios de África. La iglesia llena a rebosar, los bancos pegados los unos con los otros y gente de todas las edades (aunque a decir verdad tampoco hemos visto muchos ancianos. Alguno había, pero no muchos. Ya averiguaremos la razón). La misa ha sido en inglés, como todas las dominicales menos la de las 10h que es en swahili. Una vez que ha terminado la misa, te encuentras con la puerta abarrotada de gente que casi no te deja pasar: son los de la siguiente misa, la de 10, esperando su turno impacientes.

A la vuelta de misa y después de atravesar la calzada y las obras, hemos entrado en el hotel Safari Park (que está, como ya os dije, en el desvío de la carretera que va a la Universidad) a desayunar. Y eso sí que es una burbuja de lujo entre la pobreza: imaginaos un hotel de cinco estrellas de la costa del sol, sumadle un montón de árboles exóticos africanos y espolvoreadlo con camareros, maitres, señoras de la limpieza, recepcionistas y demás, todos negros, y más o menos estaréis orientados hacia lo que es esto. De todos modos el desayuno no ha sido demasiado barato, aunque seguro que volvemos alguna vez a tomar algo al hotelito.

2010-01-02 Museo Nacional y mall

El día 2 decidimos ir por la mañana al Museo Nacional de Kenia y el conductor de la Universidad nos llevó a Nairobi. El Museo Nacional es, por lo que hemos leído, el mayor museo de Nairobi, y probablemente de Kenia. Está bien, pero es importante no hacer comparaciones con los museos españoles (aclarar que no lo visitamos entero, pero sí la parte más famosa). Hay varias salas que se ocupan de la fauna autóctona con decenas de animales disecados, en su mayoría aves. También está una reproducción de un elefante a escala real y el esqueleto de ése mismo elefante. Y tiene historia el paquidermo: por lo visto era un elefante al que el propio presidente Kenyatta (el primer presidente de Kenia independiente) garantizó protección. Murió, claro, pero se le tiene como un símbolo nacional.

En el Museo Nacional también hay salas dedicadas a los homínidos y a su presunto parentesco con los humanos, y a la historia de Kenia. Asimismo hay dos salas de exposición de arte moderno y una que se llama Cycle of Life que tiene un montón de aperos de todas las épocas. En definitiva el Museo está bien, pero quizás se queda un poco corto.

Después del Museo Nacional nos fuimos a un centro comercial, o mall que también lo llaman aquí, que se llama Sarit. Es una especia de burbuja occidental en pleno Nairobi: un montón de blancos y todo el mundo, de todas las razas, con pinta de tener dinero; los coches del aparcamiento, en comparación con los de fuera, novísimos y buenísimos; un montón de tiendas y algún que otro restaurante. Y, sorprendentemente, tampoco mucho más caro que los otros sitios donde ya hemos ido. Es más, el aparcamiento, que era de pago (y quizás ahí esté la diferencia, en que es de pago) y en el tuvimos el coche aparcado como dos horas, tan sólo nos costó 20 KES (kenian shilling=chelines keniatas), más o menos 23 céntimos de euro. Comimos, compramos algunas cosas y de vuelta a casa.

Y se terminó el día 2 de enero de 2010.

3 de enero de 2010

2009-12-31 Fin de año en Nairobi

Aquí más o menos hacemos, por el momento, todos los días lo mismo: por la mañana en casa y por la tarde (es decir, después de las 12) subimos a Nairobi (la ciudad está como a 1.660 metros y la Uni a 1.630). Pero al grano.

Como os decía, el día 31 de diciembre subimos por la tarde a Nairobi para hacer algunas compras. En taxi, qué le vamos a hacer: el transporte colectivo habrá que conocerlo primero con un lugareño amigo. Pues bien, ayer estábamos invitados a cenar en casa de unos amigos de J. y fuimos directamente a casa de esos chicos. La zona es cerca de Strathmore (una universidad como la Universidad de Navarra pero en medio de Nairobi) y, aunque está llena de chabolas, de repente hay alguna urbanización con muy buena pinta (para la media de viviendas aquí). Y éstos vivían en una urbanización de chalets adosados en mitad de la nada y a poca distancia de Kibera, que es la mayor favela de África y que se extiende al suroeste de Nairobi, muy cerca de una de las partes ricas de la cuidad.

Nota sobre el urbanismo: inexistente excepto en el downtown. Recuerda bastante al de Tenerife aunque un poco más pobre (pero no creáis que la diferencia es mucha). Como ya os dije existen chabolas, pero por lo que hemos visto más que para viviendas están destinadas a distintos comercios. Supongo que en Kibera todas las chabolas serán domicilios, pero en la zona por la que pasamos ayer no era así. De repente te encuentras con un enorme edificio oficial con pinta de estar abandonado (y que probablemente lo esté: en el downtown parecen estar todas las instituciones oficiales) y sigue el desastre arquitectónico.

Pues bien, ayer, anoche, era nochevieja (por cierto: ¡feliz año nuevo!) pero no se notaba en absoluto. De hecho, horas después, cuando ya estábamos en casa de los amigos de J. y se acercaba la medianoche, ni rastro de fiestas familiares en las casas circundantes. Pero nada de nada. Estos señores tampoco tenían ningún tipo de fiesta preparada, así que, quizás con demasiada poca información, nos dio la impresión de que aquí en Kenia, en Nairobi, la nochevieja no se celebraba.

Y a las doce y pico (aquí no hay campanadas sino una cuenta atrás estilo Nueva York) nos volvimos en taxi a la Universidad. Y el taxi, al atravesar el centro, nos hizo una mini visita turística. Así vimos que, al contrario de lo que habíamos pensado, sí se celebra el fin de año en Nairobi. Pero de forma bastante desaforada: dos fiestas multitudinarias (o más) y la calle repleta de gente fuera de sus casillas. La verdad es que daba un poco de miedito y recordaba a las revueltas revolucionarias (o reaccionarias) que salen en tantas pelis sobre el tercer mundo.

Después del susto llegamos a la Uni y se terminó la jornada.

2009-12-30 Segundo día en Nairobi

El 30 de diciembre nos levantamos tarde, el viaje de la víspera fue agotador, y fuimos en taxi a la Embajada de España, donde nos esperaba J.. Curiosidad: los taxis no tienen taxímetro y el precio de la carrera hay que negociarlo antes de comenzar el viaje. Si tienes suerte y un lugareño te echa una mano, como es nuestro caso con J., sientes cierta tranquilidad. Si no, siempre sientes que te están timando aunque sea un poquito. La carrera a la Universidad o a la ciudad cuesta desde 1200 a 2000 chelines keniatas (que por lo visto el gentilicio no es “keniata” sino “keniano”, pero nos gusta más el primero), o lo que es lo mismo, entre 13 y 22 euros. No es demasiado, deben ser 15 ó 20 kilómetros y entre media hora y tres cuartos, pero desde luego en absoluto es barato. Aunque luego averiguaremos que se puede conseguir ida y vuelta por el mismo precio.

Sin embargo, el transporte público alternativo, es decir, el colectivo, da un poco de reparo: cerca del centro hay autobuses urbanos muy viejitos que tienen una pinta casi normal y casi están limpios, pero en cuanto sales del centro el transporte colectivo lo forman infinidad de furgonetillas de entre 12 y 15 plazas que se llaman matatu. Los matatu son furgonetas viejas, sucias, pequeñas y con conductores que no sé muy bien si es que conducen magistralmente o que todos tienen sendos ángeles de la guarda saturados de trabajo. Es decir, algún accidente siempre ves, pero son muy leves. Dentro del transporte público por lo visto también hay carritos del estilo de los de Indonesia (no sé si con tracción mecánica o directamente las piernas del solícito transportista, aún no hemos visto ninguno), pero sólo funcionan en determinadas zonas del centro.

Pues bien, después de estar en la Embajada, que está en el edificio del Comercial Bank of África volvimos a ir a un supermercado. Éste al que fuimos pertenece a la misma cadena que el del día anterior (Nakumatt) y está en una especie de centro comercial caótico fuera del centro, aunque no de la ciudad. Allí comimos algo de lo que comen los paisanos: unos pasteles de hojaldre y carne y una especie de empanadilla triangular de verduras. Bastante rico todo, pero recordaba mucho a la comida china (otra vez los chinos). Más compras y volvimos a casa en taxi, que nos cobró sus 2000 chelines por tres o cuatro horas con nosotros y una propinilla que recibió encantado.

El tema de las propinas es, por lo que hemos visto, complejo. No deben ser muy habituales y en absoluto en la proporción en la que lo son en España con respecto al precio del servicio. Sin embargo todavía no tenemos muy claro si debemos dar ni cuánto. Creo que lo más prudente es no dar, pues en un país como Kenia, con un nivel de delincuencia bastante alto, podría ser peligroso ir dándoselas de rico.

Otra curiosidad es que en Nairobi no se puede fumar en la calle, o para ser más exactos, existen zonas en la calle para fumadores que no son sino unos ceniceros agrupados en mitad de una acera. Un poco absurdo. Sobre si esta prohibición se extiende a todos los locales todavía no lo sé, pero me temo que va a ser así. Ya os contaremos.

2009-12-29 Llegada a Nairobi

Comencemos. Lo primero de todo, una recapitulación de los días que llevamos aquí. El 29 de diciembre llegamos a Nairobi, al aeropuerto Jomo Kenyatta, que es el más grande de Kenia, el que más afluencia de viajeros tiene. Sin embargo es como de capital de provincia: sales de la zona internacional y te encuentras con una sala diáfana, de más o menos 50 metros por diez metros, circundada por las típicas oficinas de cambio, bancos, mostradores de compañías aéreas y, esto único, varias compañías de safaris que, al ver la palidez del rostro, presurosos vienen a ofrecerte sus servicios (que todavía no sé en qué consisten, aparte de conseguirte un taxi de confianza, o mejor dicho de presunta confianza). También te encuentras al salir de la zona restringida un aluvión de conductores con cartelitos con nombres de personas, de hoteles y de las ya nombradas empresas de safaris.

Después de esperar en vano al conductor que presuntamente nos enviaba la Universidad, como media hora o tres cuartos, cogimos un taxi de confianza de una empresa de safaris y nos fuimos hacia nuestro destino. Trayecto de tres cuartos de hora, sin mucho tráfico ni poco, atravesando la cuidad. No es bonita pero sí rara. Pasamos por el downtown y allí hay un gran parque rodeado de varios rascacielos. El camino muy interesante: las carreteras bastante malas y los coches bastante viejos, todo como en las escenas de una peli ochentera de terroristas o mercenarios o unas de ésas. Un montón de gente caminando por la calzada sin el más mínimo cuidado. Ni preocupación. No parece que los atropellos hagan mucha mella.

En el trayecto nos encontramos con unas puertas en la autopista en honor de la amistad entre Kenia y China, que está haciendo unas inversiones tremendas en East África (o séase, Kenia, Tanzania, Mozambique, Madagascar y seguramente Zimbabwe, más otros países africanos), mojándole la oreja a Occidente. Otra vez. De esto volveré a hablar.

También durante el traslado nos sobrevoló un pájaro enorme, mezcla de cigüeña y buitre, la mar de feo, que luego vimos que plagaba la ciudad, Universidad incluida. Y nos enteramos del nombre: marabú. Y siguiendo con la ruta, la salida del downtown la forman unas calles informes y con el asfalto irregular, con grietas y socavones, repletas de coches en una circulación caótica. Nos incorporamos a algo de que se parece bastante a una autovía rodeada de colinas verdes, con prados y bosques de un verde intensísimo. Llovió ligeramente y la humedad se notaba en el ambiente. (Nota: el olor es bastante acre pero creo que no provocado por la vegetación sino más bien por el suelo arcilloso oscuro y pegajosísimo).

Después de atravesar unas obras faraónicas de una gran autopista (pagada por los chinos) se coge el desvío a la Universidad. En este desvío hay un enorme hotel, exagerado hasta decir basta que, según nos dijeron, también es de construcción china.

La carretera que lleva a la Universidad es, creo, zona residencial y está enmarcada por una vegetación exuberante de las fincas circundantes. Por lo visto aquí viven gentes de dinero, principalmente si no únicamente extranjeros. Un par de kilómetros o tres después está la entrada al Campus, una gran puerta con valla electrificada y varios guardias custodiándola. Guardias desarmados pero con unos uniformes azules mahón adornadísimos. Uno de los guardias acompañó al taxi, con nosotros dentro, claro, hasta los alojamientos.

Por la tarde después de acomodarnos en nuestra nueva vivienda, fuimos al centro con J., que es nuestro contacto, cicerone, valedora y amiga, y que nos está haciendo mucho más fácil el aterrizaje en estas tierras extrañas. Pues bien, fuimos al centro con el conductor de la Universidad (el que no fue a recogernos). Una vez allí, J. nos dejó comprando en un supermercado un tanto peculiar: es como una tienda de chinos en España pero en grande. De hecho no me extrañaría que hubiese chinos de por medio, aunque desde luego como dependientes no están.

Al cabo de una hora u hora y media, volvimos con el conductor a la Universidad y se nos hizo de noche en la carretera. Y eso sí es un espectáculo dantesco, en cuanto al desastre en la circulación se refiere. Pero de eso ya hablaremos.

Y la primera jornada en África, en Kenia, en Nairobi, terminó.

Bienvenidos al blog "Descubriendo África"

Antes de nada la presentación: cómo dice el subtítulo, somos dos españoles, varón y mujer, que vivimos en Kenia. Nuestros nombres son irrelevantes, sólo que sepáis que nos casamos hace muy, muy, muy poco tiempo y, para empezar, nos vinimos a Kenia no hace ni una semana.

Nuestras circunstancias personales poco importan, aunque sí es importante que sepáis que vivimos en el norte de Nairobi, a las afueras de la capital, en el Campus de una Universidad. Esto ayudará a entender distintos problemas y aventuras que puedan surgir.

Por otro lado, este blog lo creamos para dar a conocer nuestras impresiones, nuestras experiencias y nuestras opiniones sobre este lugar tan emblemático y sintomático del África negra. Y, por qué no, para echar una mano, si es posible, a quien tenga intenciones, planes o deseos de venir a Kenia. De vacaciones o a residir, eso da igual.

En principio escribiremos como mejor sepamos distintas crónicas y, de vez en cuando, compartiremos con vosotros alguna de las fotos que consigamos hacer (y que sean bonitas, claro). Del mismo modo, contamos con que comentéis todo lo que se os ocurra acerca de las entradas o las fotos, con los únicos límites de la buena educación y el respeto.

En cualquier caso esperamos que sea un blog agradable y que todos, vosotros y nosotros, podamos aprovechar algo de la existencia de esta bitácora.

Bienvenidos.